El
LSD es una de las sustancias químicas más potentes para cambiar el estado de
ánimo de una persona, conduce a quien lo consume a una severa desconexión de la
realidad.
Entre los
años 1953 y 1964, la CIA (Agencia Central de Inteligencia) realizó experimentos en los que suministraban a miles de civiles y militares estadounidenses
la droga alucinógena LSD y otras
sustancias sin que los pacientes lo supieran (por ejemplo, en bares, colocando la droga en sus bebidas).
Algunas de las víctimas que participaron en las pruebas sufrieron convulsiones y paranoia, mientras que otros murieron.
Bajo el nombre de proyecto MK Ultra, la CIA se dedicó durante 20 años a realizar pruebas y ensayos secretos e ilegales.
El objetivo no era otro que entender y controlar la voluntad del ser humano (hacer dóciles, conseguir confesiones, arrancar secretos…). Las aplicaciones eran muchas y en la gran mayoría de procedimientos se utilizaba algún tipo de droga alucinógena como LSD, además de, hipnosis, técnicas psiquiátricas, terapia electro convulsiva, técnicas de tortura... Los métodos empleados en el proyecto eran variados y muy alejados de todo lo que se considera ético actualmente.
A lo largo del siglo XX la ciencia fue
desarrollando un código ético estricto sobre lo que se puede y no se puede
hacer en un experimento y el campo de la psicología humana no es una excepción.
El engaño, por ejemplo, un factor habitual en muchos experimentos, está ahora muy regulado e incluso prohibido por el código ético. Pero no siempre fue así.
El único límite a
la investigación científica es precisamente la dignidad de las personas,
entendiendo por persona todo individuo de la especie humana.
La ciencia es
útil, pero si el sufrimiento humano es necesario para probar una determinada
teoría, sería mejor usar nuestra imaginación hasta que se
nos ocurra una mejor manera de comprobarla. La psicología humana es tan
delicada como complicada, debido a esto, los experimentos psicológicos no deben
ser tratados a la ligera.
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