Libertad Adolescente
La entrada en el mundo de los grandes para los adolescentes significa la pérdida para siempre de su status de niño. Es este un momento muy especial en la vida y constituye la etapa definitoria del desprendimiento que comenzó en el momento del nacimiento.
El adolescente se ve con otro cuerpo, ya no le resulta tan conocida su manera de ser y de actuar. A medida que va reconociendo estos nuevos cambios comienza también a relacionarse de otra manera con sus padres y con el mundo.
El pedido de libertad necesita límites impuestos por el cuidado, la cautela, la observación, el contacto afectiva permanente, el diálogo, para poder acompañar paso a paso la evolución de las necesidades de cambio de los hijos.
Hoy el mundo nos exige movernos con más libertad pero ejercida con responsabilidad para no coartarla con violencia.
El uso responsable de la libertad
Todo adolescente vive con intensidad el sufrimiento producido por los cambios que sin él proponérselo, sin darle permisos, se le instalan en sus afectos.
Este dolor manifestado de muy distintas maneras: con hosquedad, silencios prolongados, gritos, cambios cíclicos de humor, desesperanza, proyecto de utopías, merece el mayor de los respetos por parte de los adultos.
Ahora nos demanda, desde su nuevo lugar, el uso de mayor libertad. Enseñar acerca del uso que se pude dar a la libertad es enseñar nada menos que a vivir.
El uso valioso de la libertad, la mayoría lo aprendemos equivocándonos.
La libertad es la combinación de autonomía y responsabilidad
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